Los hermanos Arias armaron una trifulca porque alguien osó llamarlos mentirosos. Sin embargo, el Presidente Arias admite haber mentido, y el gobierno admite haber ocultado la verdad. ¿Hay otra palabra, además de mentiroso, para describir a los que no dicen la verdad?
Ocultar la verdad, engañar o mentir ya es en sí una falla moral. Pero cuando se trata del Presidente, su Ministro de la Presidencia y demás adláteres del gobierno, es mucho más que una falla moral. Es una actitud éticamente inadmisible en personas que ostentan las más altas investiduras electas del país.
Los costarricenses no nos hemos dado cuenta cabal del engaño sistemático del que somos objeto, y seguimos como si nada. Muy cansados, es verdad, mucho más cansados que el Presidente, pero en cierta forma resignados a que este gobierno nos lleve entre las patas. Pensando en que mientras haya crédito usurero para comprar un celular carísimo, o una pantalla de plasma, mientras haya empleo aunque sea mal pagado, arroz y frijoles para alimentarnos y darle a nuestros hijos una escuela –aunque pésima- y algún tipo de atención en el seguro social, no hay que hacer olitas.
Quizás la mentira peor de este gobierno es tenernos convencidos de que Costa Rica es un país pobre. Costa Rica NO ES UN PAÍS POBRE, señores y señoras. Por años ha tenido la inversión extranjera directa más alta de América Latina. Eso quiere decir que ha sido el país que más dinero recibe. Y prácticamente lo sigue siendo, pues a pesar de la crisis nacional y mundial, ahora somos el segundo país de América Latina que más inversión extranjera directa recibe. O sea, que el país sigue en una época de vacas gordas mientras los Arias nos hacen creer que llegaron vacas flacas. No, las vacas flacas aún no han llegado.
Este país tiene dinero: sigue recibiendo los montones de dólares de la inversión extranjera directa. La pregunta es: ¿Qué se hace esa plata?
Una respuesta posible es que está engavetada. El sector educación tiene plata, pero no la gasta. Vivienda tiene plata, pero tampoco la gasta. El sector social igual. Y así podría seguir la lista.
El gobierno podría solucionar casi todos los problemas pero no lo hace. ¿Por qué? Porque es de ideología neoliberal y esa ideología dice que a la gente necesitada no hay que ayudarla, que a los ciudadanos no hay que facilitarles casas, ni buenos empleos, ni buena educación, ni buenos servicios de salud, porque se malacostumbran y se vuelven vagos. Por eso, seguro, Costa Rica ES RICA pero cada vez hay más huecos en las calles, más destrucción ambiental, más carencias en la población.
Mientras tanto, y esto lo puede ver cualquiera, los ricos tienen cada vez carros más lujosos, casas más grandes, tapias más altas.
Sí, lector, lectora, usted ha adivinado: la plata de este país rico es para los ricos. Y para nadie más.
Y con todo esto, solo agregaré que queda poco campo para preocuparse de la conservación
Ocultar la verdad, engañar o mentir ya es en sí una falla moral. Pero cuando se trata del Presidente, su Ministro de la Presidencia y demás adláteres del gobierno, es mucho más que una falla moral. Es una actitud éticamente inadmisible en personas que ostentan las más altas investiduras electas del país.
Los costarricenses no nos hemos dado cuenta cabal del engaño sistemático del que somos objeto, y seguimos como si nada. Muy cansados, es verdad, mucho más cansados que el Presidente, pero en cierta forma resignados a que este gobierno nos lleve entre las patas. Pensando en que mientras haya crédito usurero para comprar un celular carísimo, o una pantalla de plasma, mientras haya empleo aunque sea mal pagado, arroz y frijoles para alimentarnos y darle a nuestros hijos una escuela –aunque pésima- y algún tipo de atención en el seguro social, no hay que hacer olitas.
Quizás la mentira peor de este gobierno es tenernos convencidos de que Costa Rica es un país pobre. Costa Rica NO ES UN PAÍS POBRE, señores y señoras. Por años ha tenido la inversión extranjera directa más alta de América Latina. Eso quiere decir que ha sido el país que más dinero recibe. Y prácticamente lo sigue siendo, pues a pesar de la crisis nacional y mundial, ahora somos el segundo país de América Latina que más inversión extranjera directa recibe. O sea, que el país sigue en una época de vacas gordas mientras los Arias nos hacen creer que llegaron vacas flacas. No, las vacas flacas aún no han llegado.
Este país tiene dinero: sigue recibiendo los montones de dólares de la inversión extranjera directa. La pregunta es: ¿Qué se hace esa plata?
Una respuesta posible es que está engavetada. El sector educación tiene plata, pero no la gasta. Vivienda tiene plata, pero tampoco la gasta. El sector social igual. Y así podría seguir la lista.
El gobierno podría solucionar casi todos los problemas pero no lo hace. ¿Por qué? Porque es de ideología neoliberal y esa ideología dice que a la gente necesitada no hay que ayudarla, que a los ciudadanos no hay que facilitarles casas, ni buenos empleos, ni buena educación, ni buenos servicios de salud, porque se malacostumbran y se vuelven vagos. Por eso, seguro, Costa Rica ES RICA pero cada vez hay más huecos en las calles, más destrucción ambiental, más carencias en la población.
Mientras tanto, y esto lo puede ver cualquiera, los ricos tienen cada vez carros más lujosos, casas más grandes, tapias más altas.
Sí, lector, lectora, usted ha adivinado: la plata de este país rico es para los ricos. Y para nadie más.
Y con todo esto, solo agregaré que queda poco campo para preocuparse de la conservación
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